En medio de la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus, las autoridades gubernamentales de cada país se han dedicado a implementar medidas a fin de evitar brotes descontrolados de la infección respiratoria.
Si bien es cierto que muchos de estos protocolos han sido aplaudidos, otros han generado el rechazo de ciudadanos y hasta instancias internacionales como es el caso de los impuesto por el Presidente Daniel Ortega en Nicaragua.
De acuerdo al registro de medios locales y extranjeros, desde el pasado fin de semana, las autoridades de Migración y Extranjería de ese país cerraron de facto la frontera terrestre a 96 migrantes que perdieron sus trabajos agrícolas en El Salvador, debido a la estricta cuarentena impuesta por el Gobierno de Nayib Bukele. Otros 200 nicaragüenses en Panamá también fueron impedidos de volver, cuando solicitaron la repatriación ante su embajada.
Actualmente, y según el diario El País, más de 400 personas están varadas en otras naciones a la espera de una respuesta del Gobierno de Ortega, pero hasta ahora no han notificado variación alguna en su política de fronteras abiertas frente a la pandemia.