En el gobierno afirman que la idea no buscan instalarla comunicacionalmente, sino que es una realidad que se está viviendo a nivel mundial. Así, dicen que las personas tendrán que aprender a vivir con el coronavirus por un largo período de tiempo y que no se puede tener paralizado al país. En Palacio agregan que están trabajando en un nuevo concepto que responda al fondo de lo que significa la «nueva normalidad» para comunicar mejor a la ciudadanía y que no se generen ambigüedades.
“Es un concepto mundial”. Así responden en el gobierno cuando se les consulta a quién se le ocurrió comenzar a utilizar la idea de “nueva normalidad”, cuyo objetivo es reactivar progresivamente distintas áreas del país en medio de la pandemia del coronavirus.
El concepto -con el que La Moneda buscó explicar las nuevas medidas que está adoptado para un regreso gradual en la apertura del comercio, en las clases escolares presenciales y en el retorno de los funcionarios públicos- no ha estado exento de polémicas y ha sido criticado en la oposición e, incluso, en el oficialismo. Los cuestionamientos han apuntado a lo “apresurado” de las medidas, considerando que aún no se llega al peak de contagios en Chile, mientras que otros dicen que se entrega una señal contradictoria comunicacionalmente, ya que hace solo unos días se ordenó el uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos cerrados y se potenció la idea del distanciamiento social.
En La Moneda afirman que se unieron a “una voz común” y que no son frases que hayan nacido en Chile. De hecho, sostienen que fue Austria el país pionero en la materia y que, posteriormente, la frase fue acuñada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se refiere a “new normal”.
La nomenclatura, que en su idioma original es “neue normalität”, comenzó a usarla el canciller austríaco Sebastián Kurz el 14 de abril, cuando ese país llevaba cuatro semanas de confinamiento. “Podemos aplicar el primer paso hacia una nueva normalidad”, dijo aquella vez.
Ese día reabrieron tiendas de menos de 400 metros cuadrados y -según reportaron medios europeos- solo en Viena fueron más de 4.500, aunque sujetas a un horario más corto, con no más de un cliente por cada 20 metros cuadrados, desinfección diaria y uso obligatorio de mascarillas. “Habrá tanta libertad como sea posible y tantas restricciones como sean necesarias”, agregó Kurz entonces, al dar la partida a lo que fue visto como en el viejo continente como un plan piloto: era el primer país en hacerlo. Y advirtió que «si los datos evolucionan en la dirección equivocada, echaremos el freno de emergencia”.
A esas alturas, Austria reportaba 14.135 casos confirmados y 394 muertos, y a esa fecha la tasa de nuevos infectados había pasado del 3% al 0,8%. Al día de hoy, según los datos que actualiza constantemente la Universidad Johns Hopkins, ese país registra 15.002 casos, 522 decesos y 11.694 recuperados.
En el caso de Chile, según el último reporte del Ministerio de Salud, hay 11.812 contagiados, 168 fallecidos y 5.804 recuperados. En el gobierno afirman que adhirieron al concepto no porque busquen instalarlo comunicacionalmente -como ocurrió, por ejemplo, con la idea de “quédate en casa”-, sino porque corresponde a una realidad que tienen que enfrentar y comenzó a usarse internacionalmente por grandes líderes.
El concepto de “nueva normalidad”, de hecho, fue analizado en una de las reuniones del comité de crisis que encabeza diariamente el Presidente Sebastián Piñera, instancia en la que se consensuó su utilización. La primera en adherir a la frase fue la ministra de la Segegob, Karla Rubilar, quien la utilizó en un video difundido el sábado para explicar unas de las medidas más polémicas del gobierno: el retorno gradual al trabajo presencial de los funcionarios públicos, decisión que generó cuestionamientos transversales.
Luego, fue el propio Mandatario quien acuñó el término el domingo en la noche en una cadena nacional. “Nuestro país y nuestras vidas no volverán a la antigua normalidad por mucho tiempo. Tendremos que aprender a vivir en una nueva normalidad, en que el coronavirus estará entre nosotros por un largo tiempo y en que deberemos compatibilizar la necesaria protección de nuestra salud con las otras exigencias y necesidades de nuestras vidas”, dijo Piñera ese día.
En Palacio reconocen que la idea genera cuestionamientos y que puede inducir a errores y ser malinterpretada, pero recalcan que lo importante es el mensaje de fondo: que la vida con Covid-19 no será la misma y que, por lo tanto, las personas deben ir adecuando el estilo de vida para convivir con el virus. Esto significa, agregan, que se deben ir tomando las medidas de resguardo correspondientes en las distintas áreas: transporte público, comercio y vida social, entre otras.
Así, las mismas fuentes explican que se avanzó en esta línea por varias razones: las proyecciones de que el virus se mantendrá por un período prolongado de tiempo; que están recién en la primera ola de contagios y se espera una segunda; que en esta primera etapa el número de contagiados frente a la cantidad de recuperados comienza a igualarse; y que no se puede mantener la economía paralizada y, por lo tanto, deben avanzar en su reactivación.
De todas formas, en La Moneda señalan que están recogiendo ideas de la sociedad civil, salubristas, economistas y de otras áreas para ver con qué medidas se puede ir avanzando para que gradualmente se vaya retomando la vida de las personas.
Fuente: https://www.latercera.com/