El Ministerio de Salud dijo ayer que no se referiría a una denuncia sobre una rápida intervención quirúrgica que habría favorecido a la madre de la titular de la cartera, Ximena Aguilera, una adulta mayor de 87 años que llegó a la Urgencia del Hospital del Salvador el 23 de diciembre, afectada de una fractura de cadera.
Se trata del misno recinto que ha estado en el foco de la controversia tras conocerse casos de pacientes que han sufrido extensas esperas-en medio del dolor y precarias condiciones- para acceder a una atención en el centro asistencial.
Según informó La Tercera, 10 horas después del ingreso, la mujer ya había sido internvenida gracias a una decisión que alteró el orden de las cirugías programadas, tras entrar al pabellón sin los papeles administrativos requeridos.
Pese a la insistencia de «El Mercurio» por tener una versión de Aguilera, desde la cartera responderieron que no se referirán al asunto, invocando que hay temas de derechos de los pacientes. Agregaron que se trató de una urgenia de una patología GES.
El Hospital del Salvador, por medio de un comunicado, descartó la relación de parentesco con la presunta rapidez en la atención, que «se realizó conforme a los protocolos y estándares establecidos».
Aseguró que la paciente «cumplía con los criterios de priorización de atención asociados a su edad y condición clínica», además de destacar «la presencia de un traumatólogo en el equipo de turno, con subespecialidad en la patología» de la paciente, «que permitió una resolución oportuna».
¿Se respetaron los protocolos?
«Espero que haya una buena explicación que la tiene que dar el director del hospital», dice el diputado Daniel Lilayú (UDI), integrante de la comisión de Salud de la Cámara, quien recordó el caso de Isabella Crino, quien denunció el domingo pasado en Cartas al Director de «El Mercurio» que, en el mismo hospital, esperó 28 horas sentada por la atención de urgencia.
Con todo, el legislador, médico de profesión, llama a la cautela, porque si bien hay una larga lista de espera para cirugía de cadera, con más de 1.225 pacientes a septiembre, «son casos que necesitan una operación, pero no es la urgencia de una fractura».
Po eso, agrega, es indispensable que el director del recinto, (Jorge Zajjur Castro) explique si se respetaron los protocolos y si no había personas con la misma condición en la sala de espera de urgencia, entre otros.
Desde el centro asistencial descartaron que la «resolución quirúrgica de esta paciente hubiera afectado la oportunidad de atención al resto de los pacientes con patología similar que se encontraban en el hospital».
Reacciones
En este contexto, en la sección Cartas al Director de «El Mercurio», Patricio Arenas Murillo, bajo el título, Indignación, escribe; Señor Director:
Luego de leer la noticia de la operación «Fast Track» de la mamá de la ministra de Salud, solo pude sentir indignación. En una situaicón similar, mi mamá, de 86 años, esperó en un pasillo del Hospital del Salvador 12 horas para pasar a una habitación y casi 30 días para que la operaran de la cadera.
En ese perido bajó mucho de peso, quedando con su salud muy deteriorada, y de ahí nunca más pudo levantar cabeza, falleciendo este 25 de octubre, solo 17 meses después de su alta.
Ministerio dormido
En otra reacción, esta vez de Gregory Gilmour, en dicha sección, se lee: Señor Director: Ayer leí con sorpresa la respuesta del subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, referente a la espera inhumana de 28 horas en una silla plástica de la señora Isabella Crino en el Servicio de Urgencia del Hospital del Salvador, donde tuvo que recibir tratamientos, sueros, etcétera, junto a un atochamiento de pacientes que compartían la sala de espera.
El funcionario de salud da a entender que esta situación vivida por la señora Crino fue un caso asilado que merece ser investigado. ¿Dónde ha estado este funcionario y sus asesores los últimos cuatro años? Pareciera que nunca ha visitado los servicios de urgencia de los hospitales públicos, ya que esta lamentable situación es de todos los días. O peor, si lo han visto, miran para otro lado…hasta que los denuncian en su prestigioso diario. Una vergüenza de gestión administrativa.
Fuente: El Mercurio.









